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Compromiso ontológico: la coherencia entre acción, palabra y propósito

El compromiso ontológico como acto creador de realidad

El compromiso ontológico invita a mirar más allá de las acciones visibles: nos propone reconocer desde qué interpretación del mundo actuamos y cómo nuestras declaraciones crean realidad.
Hombre concentrado simbolizando el foco y la reflexión interna en el compromiso ontológico

El compromiso no es solo una palabra ni una promesa: es un acto creativo. Es la capacidad humana de generar algo nuevo, de elegir conscientemente un rumbo y sostenerlo con acciones alineadas.

En coaching ontológico, comprometerse implica mucho más que cumplir tareas o metas; significa ser el compromiso que declaramos, encarnarlo desde nuestras elecciones cotidianas.


Más allá del cumplimiento

Muchas veces pensamos que compromiso es simplemente “cumplir con algo”: trabajar, estudiar, mantener una relación. Sin embargo, el verdadero compromiso nace de una elección profunda, vinculada con aquello que queremos crear en nuestra vida. Se trata de un poder interno que nos mueve a actuar de forma coherente con nuestros objetivos más auténticos.

Profesional reflexionando sobre sus decisiones, representando el autoconocimiento y la acción consciente.

Cuando una persona se compromete desde ese lugar, genera un vínculo más sólido con su profesión, su entorno y consigo misma. No busca la aprobación ni la satisfacción de otros, sino que encuentra sentido en sus propias decisiones y acciones. En cambio, cuando el compromiso se disfraza de obligación o se apoya en expectativas ajenas, el resultado suele ser frustración y falta de motivación.


Comprometerse con hacer o con explicar

Desde una mirada ontológica, todos estamos comprometidos con algo, aunque no siempre con lo que creemos. A veces estamos comprometidos con explicar por qué las cosas no suceden: justificándonos, postergando o quedándonos en la queja. Y otras veces, nos comprometemos con hacer que las cosas pasen: declarando, actuando y cumpliendo promesas.

La diferencia entre ambos enfoques determina la calidad de los resultados que obtenemos.


El foco como dirección del compromiso

Vivir comprometidamente requiere foco. Implica observar hacia dónde va dirigida nuestra energía.

¿Nos comprometemos con la acción o con la explicación?

¿Con avanzar o con sostener excusas?

Reconocer hacia dónde dirigimos nuestro compromiso nos permite realizar los ajustes necesarios para alcanzar nuestra Realidad Ideal, esa versión de nosotros mismos que deseamos manifestar.


Del autosabotaje al poder personal

Planificación y análisis de objetivos como parte del compromiso con los resultados y la coherencia personal.

Un compromiso auténtico nos da poder. Nos libera del autosabotaje y nos conecta con una visión más grande que nuestra historia personal.

Como señala Jean-Paul Sartre: “El compromiso es un acto, no una palabra.”

Y tal como plantea el coach Jim Selman, la diferencia entre vivir desde el compromiso o desde la razonabilidad está en decidir si creamos activamente nuestro futuro o simplemente soportamos las circunstancias.


Vivir comprometidamente

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Vivir comprometidamente es la gran posibilidad de brillar. No se trata de descubrir un compromiso escondido, sino de declararlo, asumirlo y actuar en coherencia.

Porque lo que hacemos hoy está moldeando el futuro que vendrá.

1 comentario

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Carolina
hace 7 horas
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Excelente artículo, posibilidades que abre el coaching❤️

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