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Un lunes como cualquier otro ingresamos a nuestro correo electrónico y nos encontramos con un anuncio en uno de los laterales de la página. ‘Nuevas investigaciones demuestran que esta medicación es más efectiva que el Viagra. Haga click aquí para descubrirla”. Observamos el titular con detenimiento y nos suscita diversas preguntas. Primero, ¿cuáles serán esas nuevas investigaciones que sostienen el descubrimiento en cuestión? ¿Es esto una noticia fiable o es una publicidad orientada a que consuma un producto? Y, por último, ¿por qué este anuncio me aparece a mí ahora?
En 2017 Eneacom realizó un estudio llamado “Los chicos y las pantallas” que arrojó resultados dignos de análisis. El 50% de los adolescentes confunden noticias con publicidades en internet. 8 de cada 10 chicos de escuelas públicas y privadas de Buenos Aires eligen la primera página que les sugiere el buscador. Explicado en otras palabras, si escribimos en Google “Biografía de San Martín” el buscador arroja 12.700.000 resultados. El 80% de los adolescentes encuestados admitieron elegir el resultado que figura primero en las sugerencias de Google.
¿Cuál es el problema que sale a la luz a partir de este estudio? Si dejamos de lado el hecho de que muchas veces la primera página sugerida no es una fuente fiable de la cual extraer información, es frecuente ver el rótulo “Anuncio” arriba de los primeros resultados sugeridos por el buscador. Esto quiere decir que los adolescentes seleccionan información de páginas que en muchos casos contienen publicidad y no datos verídicos. Por definición la publicidad es una forma de comunicación que intenta incrementar el consumo de un producto o servicio. Busca vendernos algo. Haciendo click en la página publicitada, nos convertimos en consumidores de una información puesta allí con una finalidad orientada a la compra-venta.
José Van Dijck afirma en La cultura de la conectividad que “Hoy, Facebook, Google, Amazon y Twitter poseen algoritmos que determinan cada vez más qué nos gusta, qué queremos, qué sabemos y qué encontramos” (VAN DIJCK, 2016: 67). Tal vez te haya sucedido que buscaste botas de cuero en MercadoLibre y al día siguiente Instagram o Facebook te sugerían páginas de venta de productos de cuero o unas botas similares a las que habías buscado. Esto se explica a partir de los algoritmos, un conjunto de operaciones sistemáticas que guardan nuestras preferencias para sugerirlas luego. Los anuncios que nos muestran las redes sociales están estrechamente vinculados a nuestros intereses. Es por esto que la primera página mostrada por el buscador al momento de escribir, por ejemplo, “canciones argentinas” puede variar de una persona a otra. Debemos educar a nuestros jóvenes en una mirada crítica que cuestione los resultados sugeridos, se pregunte por las publicidades encubiertas y distinga fuentes fiables de anuncios.
Es importante conversar en clase acerca de los medios que utilizan los jóvenes para informarse, realizar investigaciones o complementar el contenido de las diversas materias o áreas de interés. Te propongo que lleves ejemplos al aula, a la reunión de Zoom o a la plataforma con la que trabajan. Busquen juntos un dato en internet y pregúntense si los primeros resultados son anuncios publicitarios o efectivamente poseen una finalidad informativa. ¿Qué indicios me brinda el texto para sacar la conclusión a la que arribo? ¿Hay carteles indicadores de publicidad? ¿Hay un link de compra para un producto mencionado en la noticia? ¿Cuáles son las fuentes que cita o las personas de autoridad que dan su testimonio?
Como sostiene Van Dijck, “la conectividad no tardó en evolucionar hasta convertirse en un recurso valioso (…) moldeando una forma de socialidad online y alimentando un mercado global de medios sociales y contenido generado por los usuarios” (VAN DIJCK, 2016: 67). Los anuncios publicitarios forman parte del mercado online masivo de internet y se alimentan de la enorme incidencia que poseen las redes sociales en nuestras vidas. Las nuevas generaciones habitan un mundo donde la información oficial se mezcla con la publicidad y con las fake news (noticias falsas creadas para confundir o crear una tendencia ideológica en la audiencia). Debemos educarlos en el pensamiento crítico y enseñarles a cuestionar aquello que los buscadores brindan tan gentilmente. Puede utilizarse el espacio curricular de las materias o proponer talleres orientados al análisis de noticias, páginas científicas y publicidades sugeridas según las preferencias de cada usuario.
Larry Page, creador de Google, considera que “la tecnología debe hacer el trabajo duro para que las personas puedan dedicar tiempo a aquello que las hace felices”. Si bien la frase encierra una verdad poderosa acerca de dedicar nuestro tiempo a aquello que nos apasiona, no debemos abandonar en manos de un algoritmo la selección adecuada de nuestras fuentes de información. Ese trabajo intelectual puede resultarnos arduo al principio y derivar en largas búsquedas, pero una vez que lo incorporemos como hábito al momento de investigar, accederemos a información de calidad, no caeremos en la vorágine de las fake news y no compraremos ese nuevo reemplazo del Viagra avalado por investigadores inexistentes que me recomienda un anuncio al costado de mi casilla de mail.
Bibliografía:
• “La mitad de los adolescentes confunde información con publicidad en Internet” publicado en Diario Clarín versión digital, 04/05/2018. Consultado el 7/4/2021 en: https://www.clarin.com/sociedad/mitad-adolescentes-confunde-informacion-publicidad-internet_0_H1aOuataG.html
• “Larry Page Lays Out His Vision For The Future: ‘We're Only At 1% Of What's Possible’” en Business Insider, 15/5/2013. Consultado el 6/4/2021 en: https://www.businessinsider.com/larry-page-lays-out-his-vision-for-the-future-of-google-and-technology-2013-5
• ROMANO, M. B. (2018). “Aportes teóricos para el tratamiento del discurso mediático en la educación secundaria”. Cuadernos de Lingüística Hispánica Nº 32. Julio - Diciembre 2018, pp. 131-151.
• MORDUCHOWICZ, R. (2018) Ruidos en la Web: Cómo se informan los adolescentes en la era digital. Buenos Aires: Ediciones B.
• VAN DIJCK, J. (2016) La cultura de la conectividad. Buenos Aires, Siglo XXI Editores.