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Modelo comunicacional del Coaching: Otra forma de relacionarnos

¿Cuántas veces sin que la otra persona diga algo, obtenemos respuestas con sólo observar sus gestos? ¿Cuántas veces te sorprendiste diciendo algo que realmente no pensabas, al encontrarte frente a una situación complicada?


Estas son pequeñas muestras de que el modelo de comunicación tradicional compone elementos limitados que, desde el Coaching Ontológico te enseñaremos a re-interpretar para generar nuevas posibilidades con tu habla. ¿Listo para cambiar tu forma de comunicarte día a día?


¿Qué pasó con el exterior?

Entre los elementos que conocemos de la Comunicación Tradicional están: el Emisor, el Receptor, el Código, el Ruido, el Referente y el contexto cultural. Todos estos factores nos hablan de lo que pasa en el ambiente que nos rodea mientras interactuamos verbalmente con otros, pero ¿qué hay de lo que pasa dentro de nuestras cabezas?

Sabemos que en el exterior, un mensaje verbal puede ser alterado por los elementos mencionados anteriormente; pero más allá de eso, nuestra mente también cuenta con ciertas interferencias que debemos partir por reconocer en nosotros y los demás.


Lo que hay detrás de lo que dices

Según el investigador Albert Mehrabian, el 93% de nuestra comunicación no es verbal, catalogando dentro de este grupo a nuestros gestos físicos y el tono vocal que adquirimos al emitir palabras; sin embargo, desde el Coaching Ontológico se propone un enfoque más profundo hacia nuestro Ser.



Estar en silencio en medio de una reunión de amigos no sólo hace que comuniquemos algo hacia afuera – que puede interpretarse como incomodidad, quedarse sin palabras, prestar atención al otro o timidez- también genera mensajes en otras direcciones, como hacia nosotros mismos.


Seguí leyendo y entérate cuáles son los elementos que dentro de ti, también quieren decir algo.


Corporalidad

Nuestra corporalidad – descrita como el 55% de nuestra comunicación según Albert Mehrabian– compone nuestros gestos faciales, la postura que adquirimos, los movimientos que hacemos con las manos de modo involuntario, la dirección en la que nuestras pupilas se dirigen, e incluso las reacciones que se generan en nuestra piel, como el sudor que denota nerviosismo.

Estos elementos dicen de nosotros mucho más de lo que nuestras palabras pueden expresar; pudiendo desmentir incluso estas.


Emociones

Si miramos un poco más dentro de nosotros, nos encontramos con las emociones que sentimos en medio de una comunicación, sea frente a frente con otra persona o incluso a través de un dispositivo móvil.

Nuestras emociones, cuando se encuentran a flor de piel, son fácilmente identificables; pero otras veces, es más sencillo ocultarlas. Como seres humanos, al encontrarnos en distintos ambientes podemos sentir la necesidad de guardarlas para no alterar nuestros círculos sociales.

A pesar de ello, nuestras emociones nos llevan a comunicarnos con nosotros mismos internamente, lo que al mismo tiempo, influye en nuestra escucha externa.



– Contexto

El contexto fácilmente puede ser interpretado por los espacios físicos en el que nos encontramos, como también la cultura y subcultura que nos rodea; sin embargo, más allá de lo externo que pueda interferir, también está el contexto personal de cada individuo.

Veamos el siguiente caso; la última semana un compañero de trabajo se mostró sumamente concentrado en su trabajo y silencioso con su entorno. Si nos limitamos a las emociones o a las posturas corporales, podríamos creer que dicho compañero se siente aislado y no quiere hablar, pero su contexto es haber perdido a un ser querido recientemente, por lo que este no irá acorde al clima laboral de la oficina durante el periodo que tome su duelo.


– Dominios

Cuando compartimos un momento familiar, estamos en la oficina trabajando o vamos a un bar con nuestros amigos, transitamos tres dominios diferentes de nuestra vida. Dependiendo de en cuál nos encontremos, voluntaria o involuntariamente nuestra actitud y forma de comunicarnos cambiará. No nos comunicaremos con nuestro jefe igual que con nuestros amigos de fiesta, ¿o sí?

Nuestros dominios nos ayudan a crear un orden: agrupando nuestros círculos sociales, determinando cuánta confianza brindamos a cada quién y ayudándonos a expresar nuestros sentimientos.


Tu observador

Todos los elementos que componen tu conversación y lo que se manifiesta de ella, son parte de lo que desde el Coaching Ontológico llamamos “Tu Observador”. Este, dependiendo del enfoque dado, puede facilitarte el camino a alcanzar metas, como también ser un gran enemigo.


Ilustrémonos un ejemplo: Hace poco, María tuvo una mala racha en sus entrevistas de trabajo, lo que le generó conversaciones internas de desconfianza en sí misma, la emoción de miedo a las situaciones de entrevista y además, construyó una barrera entre su verdadera personalidad y el dominio de los empleadores.


Si María te pidiera un consejo, ¿qué le dirías? Lo cierto es que probablemente le digamos que ese miedo se le quitará cuando consiga trabajo, o que “si postula a más empleos tendrá más práctica”; sin embargo, desde el Coaching Ontológico se sostiene que el camino más efectivo hacia los resultados que esperamos es el cambio de observador.



Con esto no queremos decir que dejemos de ser nosotros mismos, sino que transformemos los elementos internos de nuestra conversación para ver con una mirada más fresca el panorama: nuevas acciones, soluciones y aprendizajes que servirán a futuro.


 

Como conclusión, estamos comunicando en todo momento, de forma interna y externa. Para evitar que estas comunicaciones nos cierren posibilidades, es necesario hacer un cambio a nuestra mirada para generar nuevas oportunidades, siendo conscientes de cada elemento en nosotros mismos que altera lo que queremos decir directa o indirectamente.

Te invitamos a tomar en cuenta estos elementos e interpretar tu entorno y tu persona.


¿Queres generar una transformación poderosa de tu Ser? ¡No dudes en ponerte en contacto con nosotros!

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