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ILCE

¿Qué es la frustración y cómo gestionarla?


¿Alguna vez te frustraste?

Sin temor a equivocarme diría que sí y más de una vez en tu vida.

Bueno, al menos yo, me he encontrado con la frustración varias veces al día en tiempos de mucha tensión.


La frustración es una emoción que aflora cuando te encontrás con un obstáculo que bloquea la consecución de un objetivo, especialmente cuando los resultados que obtenes no coinciden con todo el esfuerzo y dedicación que pusiste.


Siendo que la frustración es una respuesta al estrés, es muy común que la experimentemos tanto en situaciones cotidianas y de corto plazo, como podría ser perder todo el día en la fila del banco porque no hay sistema; como en situaciones más a largo plazo que tengan que ver con nuestra visión de futuro y nuestras expectativas de vida.


Adicionalmente, debes tener en cuenta que existen dos fuentes de frustración para los seres humanos: las internas y las externas.


Las fuentes de frustración internas suelen implicar la decepción que nos produce no lograr lo que queremos como resultado de limitaciones personales, ya sean estas reales o imaginarias; como puede ser la falta de confianza, el miedo a interactuar con otras personas, o cualquier otra cuestión personal que se pueda presentar en el momento menos deseado.


Otra frustración interna se produce cuando una persona tiene objetivos contrapuestos que interfieren entre sí. Por ejemplo: desea formalizar y mantener una relación de pareja, pero a la vez quiere aceptar esa beca de posgrado que le exige pasar 5 años en el exterior lejos de la persona amada.


Las fuentes de frustración externas implican condiciones ajenas a la persona, estas pueden ser literalmente obstáculos físicos, como también personas y circunstancias que se interponen en el camino de nuestros objetivos.


Una de las mayores fuentes de frustración en la actualidad es la causada por la percepción de pérdida de tiempo. Estar en la cola del banco (como ya mencioné), o en el tráfico, o en el supermercado, viendo como se te va el día cuando tienes tanto que hacer, eso es una gran fuente de frustración.


Lamentablemente, la frustración externa es inevitable. Y resulta indispensable no solo buscar otras alternativas de solución o tomar previsiones para evitar contratiempos, sino también aprender a gestionar esa frustración del día a día para evitar afectar nuestra salud.



Aunque no lo creas cuando tenes mucha frustración acumulada y careces de las herramientas para afrontarla saludablemente, hasta las más pequeñas cosas pueden afectar y perjudicar tu salud mental y bienestar general e incluso pueden causar:

  • Ira descontrolada y agresividad

  • Irritabilidad

  • Apatía

  • Pérdida de valoración personal y confianza

  • Ansiedad

  • Depresión

  • Síndrome de Burnout

  • Comportamientos autodestructivos como por ejemplo: el consumo de alcohol y drogas.

  • Entre otras afecciones relacionadas.

Como te habrás dado cuenta la frustración puede afectar notablemente tu salud y todos los ámbitos de tu vida, incluyendo tus patrones de sueño y tus relaciones con otras personas.


¿Te gustaría saber cómo gestionar las frustraciones diarias?

Seguro que si. Por eso, hoy te quiero compartir una efectiva estrategia de 5 pasos para aliviar la frustración.


PRIMERO. Da un paso atrás.

Cuando sientas que llega la frustración detente por un momento, respira y evita reaccionar de inmediato.

Toma un minuto para distanciarte de la situación, de modo que puedas preguntarte qué acaba de ocurrir y tratar de encontrar una respuesta.


Si lo miras desde afuera, podrás observar las cosas con mayor objetividad.


Pregúntate:

  • ¿Cuáles son los pros y contras de esta situación?

  • ¿Pasé por una circunstancia similar? ¿Cómo hice para superarla?

  • ¿Conozco alguna persona que haya superado el mismo desafío?

Recordá que sobrevivirás a este reto.


SEGUNDO. Aceptá la emoción.

La frustración es una señal de que estás involucrando un sin número de emociones en una situación.


Tu primera reacción puede ser reprimir esos sentimientos; no lo hagas. En lugar de reprimirlos y tratar de ignorarlos, identifica lo que sientes y permítete sentirlo antes de dejarlo ir. Así evitarás que las emociones escalen y controlen tu reacción.



Simplemente, acepta la emoción.


TERCERO. Actúa desde la calma.

Aunque es posible que los dos primeros pasos no te tomen mucho tiempo, lo más probable es que el ejecutarlos te ayude a poner las cosas en perspectiva.


Entonces, una vez que los hayas puesto en marcha y sientas que eres capaz de actuar de forma centrada, calma y asertiva, hazlo. Tomá las decisiones que tengas que tomar y encontrá alternativas viables.


Te aseguro que la calma traerá nuevas posibilidades y en el mejor de los casos una solución efectiva a aquello que está alimentando esas frustraciones.


El objetivo es que seas capaz de responder saludablemente a una situación frustrante y dejes de reaccionar visceralmente.


CUARTO. Reflexioná sobre tus motivos.

En vista de que la frustración se produce cuando no estás logrando conseguir un objetivo, luego de haber superado el momento crítico, es importante que profundices sobre las motivaciones que te llevaron a vivir esa emoción en la situación particular que experimentas.

Identifica lo que realmente deseas.


Podrás preguntarte:

  • ¿Qué desencadenó esta frustración?

  • ¿Era un deseo o una necesidad?

  • ¿Estoy siendo razonable? ¿O es algo que tengo que dejar ir?

  • ¿Es la primera vez que me pasa? ¿O es algo recurrente?

  • ¿Qué no estoy logrando gestionar?

  • ¿Qué podría hacer para reducir el estrés que me provocan este tipo de situaciones?

Anímate a escribir un diario o una bitácora personal. Escribir sobre tus sentimientos y experiencias puede ayudarte a ganar perspectiva y aliviar la frustración.

Además, también es una herramienta ideal para cuando quieres mirar atrás y reconocerlo lejos que has llegado.


QUINTO. Toma decisiones.

Aunque en menor o mayor medida sentirás esta emoción a lo largo de tu vida, por eso es importante, luego de reflexionar sobre lo que te sucede a la hora de afrontar situaciones frustrantes, que tomes decisiones alrededor de aquello que detona esos sentimientos.


Buscá alternativas para facilitar esos procesos diarios que encuentras agotadores.

Si lo que te causa mayor frustración en el día a día es perder el tiempo en la fila del supermercado, estudia la posibilidad de cambiar tu rutina e ir de compras en un día menos concurrido.


Si tu frustración tiene que ver con la consecución de un ambicioso objetivo profesional, revisá tu planificación, a lo mejor estás tratando de alcanzar demasiadas cosas en muy corto tiempo o te estás asignando tareas demasiado grandes.


Divide las grandes tareas en pasos pequeños, planificá tu día, avanza poco a poco, una cosa a la vez; y si encuentras un obstáculo corrige el rumbo y busca nuevas estrategias.


También está bien parar por un momento, alejarte de la situación e incluso modificar tu proyecto y reconsiderar tus prioridades.


Ahora, si sentís que las causas de tu frustración son internas, no lo dudes ni un momento, pone manos a la obra y hazte de todas las herramientas necesarias para fortalecer tu autoestima y valía personal, practica esa nueva habilidad que sientes que debes adquirir, simplemente no te rindas.


Aplica la estrategia y recordá tenerte paciencia.

Compartí tu experiencia en los comentarios.

Siempre es un gran honor leerte.

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