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El coaching y las emociones

Ciertamente todos nos hemos levantado y hemos recorrido el día con diferentes emociones. Y estas son gatilladas por algún estímulo, ya sea este negativo o positivo:

Un llamado de teléfono que esperábamos y este nos genera una determinada emoción.

Un WhatsApp que de sorpresa lo vimos y nos va producir otra emocionalidad en nosotros.



Desde el punto de vista, del coaching ontológico, decimos que existe una triada, esta se compone de las emociones, la corporalidad y la lingüística. En la medida que lo entrelacemos podamos percibirlas en nuestro cuerpo y en nuestro Ser.


¿Qué son las emociones?

Según Daniel Goleman, en su libro La inteligencia emocional, nos plantea que las emociones son vehículos para poder actuar. Se pueden definir como una dirección que ha funcionado bien y que ha llevado a los hombres a actuar. Además las emociones, manifiestan un camino para actuar ante diferentes situaciones que el ser humano está expuesto, ya sea un duelo, los lazos entre las personas etc. (Goleman, 1995, pág, 22).

A continuación, quisiera exponer dos conceptos, que actualmente se utilizan en diversos ámbitos.

El primero es la empatía, concepto muy importante que nos permite ponernos en el lugar de las personas. Al estar bajo la empatía, generalmente las personas al encontrarse con otro ser humano que vive una situación difícil, les podemos decir; “Uy que pena lo que te paso, te comprendo totalmente”. Poniéndonos así, con la emocionalidad de la persona, viviendo casi lo que esa persona le sucede.

Hay otras veces, en que nosotros, utilizamos una pequeña distancia para no comprarnos la historia de las personas, o amigos que nos rodean, pero les acompañamos para que ellos busquen su propia solución. Lo anterior, se relaciona con el trabajo de los coaches, con sus clientes, ya que los coaches acompañan a los clientes para que ellos encuentren sus respuestas. Este es un nuevo concepto, denominado la ecpatía.



Qué sería la ecpatía

La ecpatía, “es un complemento de la empatía que es un proceso voluntario de exclusión de sentimientos, actitudes, pensamientos y motivaciones inducidas por otra persona. Es el lado opuesto de la empatía, que viene de afuera”.

Considero que tanto la empatía como la ecpatía se puede utilizar también con nosotros mismos. Ya que si nos decimos a nosotros mismos” “pucha que pena, que lástima estás solo”, caemos automáticamente en la victimización, es decir, en el pobre de mí. Sin embargo, si utilizamos el concepto de ecpatía podremos mantener una cierta distancia, y ver el problema o la situación que nos molesta desde arriba. Y de ahí encontrar una solución, ya que establecemos una cierta distancia en lo que si queremos conseguir.

Por ejemplo, si vemos a un niño pequeño que grita y grita, al empatizar con él, sería que llorásemos los dos sin ver salida posible. Al aplicar la ecpatía, podremos pararnos al lado de él y explicarle que, en este momento, por ejemplo, que ese juguete no se puede, pero quizás después si lo pueda conseguir.


Por cierto, que el pequeño se va a frustrar por no haber adquirido lo que quería, pero de esta forma podremos utilizar la ecpatía. Relacionado esto a las emociones, que son estímulos, podremos decir que surgen ante una determinada acción. Las emociones surgen en nuestro ser involuntario y nos indican que emoción utilizar en cada caso, sea esta la empatía o la ecpatía.


¿Cuáles son las emociones que conocemos?

Según Daniel Goleman, en su libro La inteligencia emocional (Goleman, 2012, págs., 331, 332) expone que son ocho emociones por la que transcurrimos, estas son: la ira, la tristeza, el temor, el placer, el amor, la sorpresa, el disgusto y la vergüenza. Seguramente, ahora pensamos entonces, ¿Cuál será entonces la diferencia entre emociones y sentimientos?


Como habíamos mencionado anteriormente, las emociones son respuestas a los estímulos. Los sentimientos, son procesos internos que nacen en nuestro cerebro y se activan frente a las situaciones que nos afectan, se definen también como los pensamientos que nacen después de haber transcurrido una emoción.


Estos sentimientos se pueden dividir entre positivos y negativos. Los sentimientos positivos son, por ejemplo; el amor, la felicidad, el humor, la alegría.


Y los sentimientos negativos se clasifican en, miedo, tristeza, ira, celos.

Según Amanda, en su libro Educar las emociones, educar para la vida nos expone que los sentimientos, se pueden ordenar desde una base más simple hasta una más compleja, como, por ejemplo, el cariño, optimismo, ternura y los celos (Céspedes, 2010, pág 23).


¿Cómo unimos emocionalidad y coaching?

Después de haber recordado y aprendido estas clasificaciones podemos reflexionar, estos conceptos y los podemos unir con el coaching, ¿de qué manera podemos relacionar la emocionalidad con el coaching? Estos se relacionan precisamente cuando estamos en una sesión de coaching, ya que el cliente puede llegar a una sesión con una determinada emoción o sentimiento y nosotros los coaches, podemos preguntarle al cliente, por ejemplo.



¿Qué es lo que le viene a decir esa emoción al cliente?

Esto lo hacemos a través de las preguntas sobre lo que el cliente nos relata en la sesión. Ya que en ocasiones el cliente no sabe lo que le pasa, por eso Leonardo Wolk en su libro” El arte de soplar brasas” nos relata la importancia de habitar las emociones y ponerle un nombre, en el caso que el cliente no sepa que emoción está viviendo, los coaches le acompañan a través de preguntas para que el cliente encuentre sus respuestas. (Wolk, 2013, pág, 168).

En el contexto de la sesión de coaching, Leonardo Wolk, menciona que podemos observar al cliente que trae una emoción, y esta se relaciona a la corporalidad, ahí en ese momento, como coaches, podemos decirle al cliente, por ejemplo, tengo la impresión de que algo te pasa o que es lo que te dice esta emoción.


Cuanto más habitemos la corporalidad que trae el cliente, mayor posibilidad tendrá el cliente para habitar esa emoción (Wolk, 2013, pág 168) y así mismo el coach podrá trabajar bajo la dimensión de la emoción y la corporalidad., uniendo la emocionalidad con la corporalidad.


Cuando el cliente manifiesta que no sabe que le ocurre y a través de las preguntas del coach, el cliente logra comprender lo que le sucede, al manifestarlo en forma verbal, se estaría cumpliendo la última tríada, este corresponde a la lingüística y elemento base del coaching ontológico, ya que a través del lenguaje comunicamos lo que nos sucede, sentimos o pensamos.


En conclusión



Por último, como coaches tenemos la misión de acompañar siempre al cliente, y sobre todo como se menciona en la siguiente cita “Se trata de aceptar la emoción del otro sin juzgar o criticar.” (Wolk, 2013, pág 169). Considero que el coaching, es un acompañamiento constante en donde el coach le hace preguntas al cliente, siendo el coach el espejo del cliente, para que el cliente se pueda dar cuenta a dónde quiere ir, y que es lo quiere lograr de la sesión. Al realizar la sesión, el coach utiliza el concepto de ecpatía, para ver el problema del cliente desde fuera y así poder ayudarle a que el cliente encuentre sus respuestas a sus inquietudes.

Finalmente, planteo la siguiente cita de Eckahrt Tolle ”En lugar de ser tus pensamientos y emociones, se la conciencia detrás de ellos”. Considero que dicha reflexión nos invita a estar en el aquí y en el ahora. Ya que, si estamos viviendo en el momento presente, podremos distinguir en nosotros las emociones que nos vienen a saludar. Y depende de nosotros aceptarlos o cambiarlos.


Si somos conscientes de nuestra emoción o sentimiento que vivimos en un momento determinado, vamos a poder ayudar a otro individuo que la desconoce. Dependiendo si nosotros utilizamos la empatía o la ecpatía para poder ayudarlo.

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