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Florencia Rapaport

¿Cómo dar una clase con impacto?

El objetivo de este artículo es que la persona que lee experimente la diferencia del nivel de aprendizaje, disfrute y disposición a aprender cuando se realiza un encuentro vivencial, en contraste con una clase teórica.


Lo primero que entiendo que tenemos que respondernos cuando decidimos preparar una clase es: ¿Quiero dar un curso o quiero que las personas que participan aprendan?


De la respuesta a esta pregunta se desprende el punto central del armado del curso.


¿Por qué? Porque si mi objetivo es dar un curso, no interesa la actitud que tomen los participantes. Alcanza con que el orador hable.


En cambio, si el objetivo es que aprendan, va a ser necesario que se involucren y la actitud que tomen va a ser central en su aprendizaje. El 100% del resultado del aprendizaje depende del compromiso del participante.


¿Qué puedo hacer como facilitador/a? Motivar, explicarles el impacto de su compromiso en el aprendizaje y pedirles que declaren su compromiso de aprender.


Por más que quien facilite el encuentro quiera enseñarles cualquier tema, el aprendizaje no va a suceder si no hay compromiso de parte del/a alumno/a. Una buena forma de lograr ese compromiso es pidiéndoles que lo declaren en voz alta.


También se le puede pedir a la audiencia que, luego de declarar su compromiso con su aprendizaje para ese encuentro, registren en su cuerpo si algo cambió en su actitud para seguir escuchando.


Gran parte de la propuesta que traigo en este artículo es una invitación a jugar. Te propongo que experimentemos juntos/as.[1]


Vamos a ver un contenido determinado, pero de 4 formas o didácticas distintas.

Después de cada una las dinámicas les voy a pedir que anoten:

  1. La valoración del aprendizaje: Del 1 al 5 (1 siendo poquito y 5 siendo mucho) puntúen cuánto aprendieron.

  2. La valoración del disfrute del proceso: del 1 al 5.

  3. Disposición a seguir aprendiendo con este método. Es decir, el deseo de que el resto del encuentro o clases sigan con este método. También con puntaje del 1 al 5.

¿Arrancamos?

Vamos con el 1er método: LEER.

Les voy a pedir que lean el siguiente texto sobre “El poder de la imaginación”.


Ahora que lo leyeron, para evaluar el aprendizaje, el disfrute del proceso y la disposición a seguir aprendiendo les voy a pedir que evalúen este primer método de la siguiente manera:


Lo que vamos a hacer es contestar del 1 al 5: cuánto aprendí, cuánto disfruté el proceso de aprendizaje y cuánta disposición siento a seguir aprendiendo con este método.


Ahora vamos a ir al 2do método: la lección magistral.

Acá termina esta dinámica y ahora les pido que vuelvan a evaluar y anoten cuánto valoran este tipo de aprendizaje, cuándo disfrutaron del proceso y su disposición a seguir aprendiendo de esta forma.


Ahora vamos a pasar al 3er método: (presentación PPT)


Por último, vamos a pasar al 4to método que es el experiencial, vivencial.

El objetivo es que aprendan directamente con el cuerpo.

Les voy a pedir que se paren y que fijen los pies firmemente en el suelo. Los pies los vamos a tener anclados durante toda la experiencia. Enraizados como si fueran un árbol.



¿Qué pasó? ¿Conseguiste avanzar un poquito más?


Ahora evaluá los 3 aspectos: aprendizaje, disfrute y disposición.

Cuando termines la actividad te invito a que te tomes un momento para analizar la evaluación que hiciste de cada método y registrar las sensaciones corporales que tenés a partir de esta actividad. Escribí esas conclusiones.


¿Para qué te propongo que las escribas? La razón por la que se los hago escribir es porque el cerebro hace un esfuerzo mayor por aclarar las ideas que tiene dando vueltas en la cabeza cuando las tiene que bajar con sentido a una hoja.


Cuando estamos simplemente pensando, no siempre quedan las ideas con la misma claridad. Y además, cuando escribimos, sobre todo para las personas kinestésicas, el aprendizaje se fija mucho más. Es parte de hacer que la actividad sea experiencial y que haga que te involucres en tu aprendizaje.


Si compartís este artículo con algún/a amigo/a o colega, te sugiero que luego intercambien opiniones sobre la experiencia: ¿Fueron los/as únicos/as que llegaron un poquito más lejos? ¿Qué conclusión sacás de este ejercicio? ¿Qué aprendizaje te llevás?


Ahora que ya experimentamos distintas formas de dar un curso, te propongo que nos enfoquemos en los distintos objetivos de aprendizaje posible. Cuando un formador arma un encuentro tiene que tener en cuenta qué tipo de aprendizajes quiere generar:

  1. objetivos de SABER: conocimientos, teoría.

  2. objetivos de SABER HACER: habilidades.

  3. objetivos de QUERER HACER: actitud.

Si en un encuentro priman los conocimientos teóricos, es una clase informativa.


Si prima el desarrollo de habilidades, es una formación práctica.


Y si prima el trabajo sobre la actitud, la motivación, el compromiso, es una formación orientada a la gestión del cambio. A inspirar y motivar gestionando resistencias, creencias limitantes y miedos.


Con esta información sobre los objetivos y las formas de generar aprendizaje, te invito a que juegues con tu creatividad y te permitas inventar dinámicas.


Tené en cuenta 2 cuestiones:

a) La idea es que sea ÚTIL (en función de algún objetivo a trabajar); y

b) DIVERTIDA (que enganche y genere ganas de participar).


Conclusión: las experiencias vivenciales de aprendizaje ahorran explicaciones, fijan mejor el conocimiento, permiten al participante que se involucre en su aprendizaje y son más divertidas que las clases teóricas.


 

[1] Esta actividad fue tomada de la experiencia de la 5ta edición de "Enamora Enseñando", de la Escuela Europea de Formación para Formadores dictada por Miguel Ángel Romero.


Autora: Florencia Rapaport

Instagram: https://www.instagram.com/flordepower/ Desarrollado para NJI

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